26 de noviembre de 2008

Punks de boutique


Están cordialmente invitados esta noche al bar limbo (Aquiles Serdán 634, Esq. jAmado Nervo, Centro) HOY MIERCOLES 8:30 PM. y mañana jueves 27 de Noviembre en LA CASA NATAL DE MORELOS, 6:00 pm Comenta Francisco Valenzuela

Acerca del autor:

Camille de Toledo es el seudónimo de éste autor francés de 32 años. En este su primer libro: Punks de boutique, narra de manera provocadora su visión de los movimientos contraculturales y de como estos han cedido o sido presa del marketing o su consecuente añadidura a ese sistema que antes criticaban; movimientos artísticos, sociales, políticos, musicales.. todos han sido absorbidos y ya no causan el estupor que una vez pretendieron; ¿qué fue del movimiento neozapatista en chiapas, el rave, o la corriente okupa? Usar pins con la figura del ché tiene un nombre, muy alejado del espiritu del argentino, según la revista elle: La fashion guerrilla.

A pesar de que el autor haga mención especial de los movimientos entre la caida del muro de Berlín y la caida de las torres Gemelas el libro va más allá.. nos lleva hasta la epoca de Voltaire o Baudelaire. Siempre lleno de ironía , hastío y resignación el autor busca abrir un nuevo cámino para encontrar ese equilibrio que muchas veces sin querer se convierte en cool. La claridad con la que el autor entiende (y vive) cada uno de los movimientos que han pasado a travez de sus ojos y su cuerpo me han hecho dudar de la veracidad de su edad, por ejemplo narra sus pensamientos cuando la unificación de Alemania con tal brillantés que no parece haber tenido 13 años cuando ocurrió, es como dice el mismo editor del libro: "parece haberlo vivido y leido todo..". De cualquier forma el libro es muy ilustrativo, su lectura es ligera y seguramente les tomará mucho menos que a mi leer sus 215 páginas. Yo me quedé con el siguiente parrafo tomado de una cita de Edgar Morín que para mi es la escencia del libro: " La revolución es una palabra que he abandonado. Primero se le mitificó creyendo que aportaría todas las soluciones a los problemas fundamentales de la humanidad. Luego, fue vejada, desfigurada, traicionada y, como bien decía Karl Korsch ya en 1932, se ha vuelto utópica y reaccionaria a la vez".


23 de noviembre de 2008

Un día como esos

21 de noviembre de 2008

Hoy gran premier!!!

Hoy la revista Rèves ha cumplido 6 años. 6 años de proponer literatura, mùsica, basura, violencia, entretenimiento, cine, etc. 6 años de que su director Fco. Valenzuela ha usado la revista para lavar dinero, entrar a conciertos gratis, comer de a gorra en todos los cocteles, explotar a sus fieles colaboradores, seducir jovencitas etc. Y para comenzar los festejos, el dìa de hoy en punto de las 9 de la noche, en el bar El Limbo de ésta capital, se proyectaràn los primeros cortometrajes dedicados a la mentada y "prestigiada" ja publicación.

Cannibaltwist no podìa faltar, asi que realizamos un corto, se titula "Un dìa como esos"... He aquí la sinópsis. Un dìa Maicol entra al baño, al no encontrar papel higiènico sus unicas posibilidades son: la diadema que usa en el pelo, las calcetas deportivas, o la revista Réves...¿será capaz este joven de usar la revista para limpiarse el trasero?...Veálo usted mismo.

Todos ustedes y sus amigos están invitados a la premier de los cortos revés con las siguientes películas:
Off the record. Dir. Liliana Guadarrama
T.C. Tierra Culta. Dir. Geovanni Ocampo
Un día como esos. Dir. Salvador Munguía
Magnicidio en primer plano. Dir. Adrián González Camargo
La Mañanera. Dir. Francisco Valenzuela

12 de noviembre de 2008

La Dama de la Lobo Roja


También las mujeres pueden
y además no andan con cosas,
Cuando se enojan son fieras
esas caritas hermosas,
Y con pistola en la mano
se vuelven repeligrosas,
Con un motor muy rugiente
llegaron quemando llanta,
En una trocona Blanca
pero la traían sin placas…
Jenny Rivera



Por: Salvador Munguía

Le decían la “Martuka”. Nieta de Don Neto, uno de los capis di capis más peligrosos que ha tenido la capital. No rebasaba los 26 años. Alta. Blanca. Poco busto. Mucha nalga. Ojos grandes. Negros. Guapa. Traía una troca lobo del año. Roja. Sin placas. Regularmente andaba por la Molino de Parras, la Juárez, l a Díaz Ordaz y en el Centro Histórico. Una mano al volante, en la otra un café starbucks o una cerveza modelo. Parecía que anduviera dando el r ol. No respetaba el rojo del semáforo. Los peatones le valían madre. Le cagaban los choferes de las combis. Si se le atravesaba alguno, no dudaba en aventar la nave, les mentaba su madre y los retaba con un “qué me ves, puto”. La policía sólo la veía. No podía ser molestada. Un mal sábado me topé con ella, entre avenida Guerrero y Michelena, sus territorios. Borracho di una vuelta en “u”. Me chocó en el costado derecho. Me bajé y dije lo siguiente: “Perdón mi reina, pero el que pega, paga”. Iba acompañada con tres chicas, todas rieron. Ella no. Me contestó:"Ni soy tu reina, pinche cuatro ojos, me vas a pagar po r tu pendejada, o sino te voy a cortar los huevitos que tienes ahí abajo, si es que tienes”. Sorprendido, reí como idiota. Y todavía rematé: “Bueno, por lo menos un besito de cada una”. No supe en qué momento cuando sentí un buen madrazo en la cabeza. Creo me pegó con la esquina de su pistola. Caí al suelo. De inmediato las otras me patearon como si me odiaron desde niño. Una dijo (seguramente la Martuka): “Súbanlo, ahorita va a saber con quién se metió este pendejo”. Enseguida todo fue confuso. Ya dentro de la caja de la camioneta escuché murmullos. Un tipo dijo: “Ya estuvo Martuka, bájalo, no te conviene, ya todos los vecinos vieron qué
pedo…además es un pobre pendejo, míralo, está miope, ni ve bien”. Para mi suerte la policía iba pasando por ahí. El que me hizo el paro era el comandante Espinosa, mejor conocido como el “Tantán”, un tipo que después supe trabajaba para los malosos, igual que la Martuka. También pude saber que la mencionada mujer pertenecía a una célula del cártel de Zacán llamada Las Cachetonas. Encargadas de “levantar” y partirle la madre a quien anduviera hablando mal de sus hombres, Los Maruchan (así les apodan, por su consumo excesivo de sopas instantáneas, crudas o como fueran; les evita perder tiempo cuando torturan o hacen pedazos a sus víctimas), además tenían la encomienda de cobrar derecho de piso a estéticas, sex shops, puestos informales, pagar comisión a policías corruptos, falsificación de documentos, extorción, secuestro, fraude, asesinatos… eso sí, nada de acarreos de droga. Después de ese acontecimiento mi vida cambió. No puedo confiar en ninguna mujer. Y a todas las relaciono con la Martuka. Tengo la impresión de que todas me quieren hacer daño. Mis sueños han sido alterados. Sueño a una mujer de grandes ojos, con tijeras para podar el pasto acercándose lentamente a mis testículos. Es un horror.

A la fecha la vida de la Martuka se convirtió es un mito. No volvió a ser vista. Desapareció.

Comenzaron los rumores y chismes acerca de su paradero. Algunos dicen que murió acribillada en un palenque clandestino al no aceptar la derrota de su gallo Maclovio. Otros dicen que descubrió al Changungo (pareja sentimental de ésta) en la movida, y después de mutilarlo con una sierra eléctrica con la que también le cortó la cabeza, se peló para el gabacho. Un amigo periodista me contó que la encontraron en su troca, la lobo roja, abandonada y con la marcha encendida sobre el libramiento de no sé qué ciudad del norte del país. Dice que en su interior yacía el cuerpo de la Martuka con un tiro en la cabeza.

El rumor que más me gusta escuchar (¿o imaginar?) es que harta de los hombres y de la vida que llevaba, se enamoró de una atractiva, hermosa, morena y extravagante mujer. Le decían la Janis. Que se fueron a vivir a una bahía del Pacifico. Entre el estado de Michoacán y Colima. Donde el oleaje es calmo y suave. El clima fresco, agradable.

Ahí donde desemboca el arroyo Coire.

Salvador Munguía. Morelia, Mich. (1980)

Es Lic. en Derecho. Ha sido corresponsal de guerra. Sufrió 10 atentados de carácter pasional. Escribe ocasionalmente para éste blog. Actualmente vive feliz en su harem, con 7 hermosas mujeres.

6 de noviembre de 2008

Moscos en la casa

Por: Salvador Munguía

Me importa un carajo la descomposición de los componentes bióticos. O sí la cadena alimenticia se altera. Pero que se mueran para siempre esos bichos insoportables hijos de puta. Ya no los aguanto. No los soporto. No puedo dormir. No puedo con ellos. Como se atreven a estar chingando toda la noche. Malditos impertinentes. Sus zumbidos me están volviendo loco.

No estoy seguro si ocurra lo mismo en otros lados, pero los que habitan en mi casa no pican, muerden. Son demasiado insolentes y descarados. Pero además, son valientes. Les vale madres la vida, su vida, ¡mi vida!!! He conocido a otros, que en cuanto prendes la luz, huyen los cobardes. Estos no. Te enfrentan. Te torean. Se burlan de ti. Te pican. ¿Cómo es posible que intenten morderme las manos, si en cualquier momento los puedo aplastar? Algunos son más precavidos, succionan la sangre de mi espalda, de mi panza, de mis pies, de mis antebrazos. Algunos otros más arriesgados, se paran sin pedo en mi jeta (estoy cacheteado torpemente por mi mismo). Lo peor es que no puedo matar ni uno solo, soy miope y lento.

No tengo la menor idea por donde se pasen a mi casa. He cubierto cada rincón para que no invadan mi privacidad, ni mis horas de sueño, ni mucho menos mis pocas horas de sexo. Recuerdo la noche que invite a Teresa a dormir a mi casa. Todo iba bien. Estaba concentrado por no correrme al minuto. Yo estaba encima de ella (posición misionero, así le dicen). De pronto ese maldito zumbido. Enseguida un piquete certero en mi espalda. Otro más cerca de mi hombro. De inmediato comencé a perder el control. Le pedí que cambiáramos. Ahora ella encima de mi. Ya desconcentrado realice movimientos rápidos. Desesperados. Un minuto después, perdí el rigor que se necesita para satisfacer a una dama. El resultado; me vine de inmediato. De un salto me pare de la cama para tratar de exterminar a esos estorbos. Lo malo fue que Teresita quedó peor que insatisfecha. Emputada se largó de mi casa. Eso no fue lo peor. El maldito insomnio a causa de estos bastardos, es lo más descabellado que le puede pasar al ser humano. Me da coraje que mientras escribo ésta “queja”, los desalmados seguramente están echados descansando con la panza llena de (mi) sangre en mi habitación. Algunos seguro han de estar cogiendo en mi closet, otros durmiendo debajo de la cama.

Seguramente se preguntarán por qué tanto lloriqueo si existen mil productos para combatir esos bichos. Lo aclaró: no son suficientes. Han sido inútiles. No lo fue el kit que yo mismo fabriqué (ventilador, lámparas infrarrojas, matamoscas de acero, placas con pegamento cinco mil, un rifle de postas, un repelente antimoscos mezclado con cianuro, plaquitas con excesivas dosis de raid, etc.).

He llegado a la conclusión que los malditos moscos que habitan en mi hogar se desarrollaron en alguna fábrica nuclear. O tal vez escaparon de algún laboratorio del gobierno federal para exterminar perredistas, morenitos, discapacitados e idiotas. Por cierto, no me considero ninguno de ellos.