12 de octubre de 2009

7 Días

Por: Salvador Munguía

Que duró 7 días encerrado, borracho…
Que la música estuvo a todo volumen.
Que se repetía el mismo disco una y otra vez.
Que al tercer día alguien le llamó a Ella, y que Ella llegó…
Que de nada sirvió, al contrario, se quebraron platos, vasos, corazones, ilusiones;
Que Ella gritó, chilló, manoteó, pataleó, amenazó, insultó, y que, salió con ojos hinchados de tantas lagrimas derramadas…
Que el mismo puto disco sonaba incisivamente…
Que los vecinos estaban hartos, la música machacaba sus oídos, día y noche, noche y día…
Que el cholo, su vecino, fue a amenazarlo al cuarto día; que tocó 100 veces y le advirtió que de no bajarle a su desmadre, lo iba a matar…
Que muy temprano, en el quinto día, llegó su diler, con harta coca para aguantar lo que era aguantable…
Que se metió 50 mil rayas…
Que por la noche tocó la puerta Jesús, intentó pasar, llevaba un mensaje para él; que detrás de la puerta éste lo vio por el ojillo y tuvo una sonrisota por primera vez desde hacía tiempo, que Jesús con voz pausada y serena, le prometió que de abrirle irían a jugar al gallito o a jugar penales, pero fue en vano…
Que al no abrir la puerta, Jesús le mentó su madre y se fue…
Que en el sexto día tuvo dos visitas; la policía y una mujer…
Que a ninguno le abrió, pero que…
La mujer, era una mujer madura, hermosa, de cabellos rubios cenicientos, de ojos chicos, color miel;
Que era su madre, que no tocó la puerta, se quedó afuera, parada 45 minutos, con una expresión dura, pensativa, triste;
Que por debajo de la puerta metió un sobre y se fue…
Que dentro de la casa, se escuchó romper más platos, vasos, botellas;
y que, hubo un grito que vibró en todos los ventanales, un grito doloroso, devastador…
Que después del sexto día la música, la música se adentró en las entrañas de propios y extraños…
Que en el séptimo día se escuchó cantar a unos pajarillos, se escuchó el vaivén del hermoso sonido de los árboles, que incluso, las campanadas de la basura sonaron encantadores…y es que;
La música había dejado de sonar.
Que después del séptimo día, la curiosidad invadió aquel departamento…
Que dentro encontraron vidrios rotos, diminutos restos de cocaína…
Que también encontraron un frágil, demacrado y elegante cuerpo vestido de frac…
Que estaba colgado del pescuezo sobre un barandal…
Que en las paredes había una leyenda escrita con su propia sangre…
Que decía, “las cosas esenciales de la vida no pueden explicarse con palabras, sino através de la música”.
Que entre los curiosos, hubo uno que se coló, abrió el aparato reproductor y extrajo el disco que sonó durante 7 días consecutivos, un disco que con letras borrosas se titulaba The Idiot
Que el vecino llegó a su casa, miró varias veces el disco y que lo acomodó por ahí.
Que posteriores dìas, ese objeto le inquietaba hasta el punto de no dejarlo dormir…
Que una noche, se arrepintió de guardarlo, que le prendió fuego y que después respiró con alivio y concilió el sueño.